Entradas

Epístola dominguera

Imagen
La cosa de hoy va así: Me levanté temprano luego de dormir lo suficiente para que mi cuerpo recordara que puedo ser un ser humano funcional, a diferencia de ayer, que pasé todo el día recuperándome de ese tipo de resaca que me permito solo dos veces al año.  Mi intención era repetir la rutina dominguera de ir y volver del yoga en bici, pero algo amaneció frío, y no fue solo Bogotá. Algo dentro de mi estaba, aunque no congelado, entumecido. En ese momento no me di cuenta y salí como si nada, a pie, por ese rumbo feliz. El camino de ida se dio sin sobresaltos, más allá de los propios, porque ahora me da por medio bailar por la calle al ritmo de la música de la playlist del momento, alguna que me hayan regalado recientemente para renovar el repertorio de mis sonidos internos. Aunque hacía frío me sentía bien, como siempre que estoy llegando a Yoga-Ka y tengo esa sensación de estar llegando a uno de mis lugares correctos. Tenía días con ganas de darle un abrazo a Paloma, por ninguna ra

Sobre la infertilidad

Imagen
En mi cabeza he empezado este texto muchas veces, pero nunca he sabido muy bien como continuarlo, porque la mayoría de ellas ha significado revivir un duelo y sanarlo en lo que dura un trayecto de autobús, para no llegar a la casa o al trabajo abatida y desolada. No creo que se trate de escribir para superarlo ni para recordarlo desde la resignación, pero tengo este compromiso conmigo misma de asentar algunas de las cosas que he pensado en todos estos años en los que la búsqueda incesante de un hijo mutó de un sueño en una obligación, y finalmente en un vacío lleno de sollozos que no se silencian nunca por completo. Creo que la frustración por no procrear no se me acabará nunca y aunque siempre quiero decir que ya no me duele y eso es sincero gran parte del tiempo, hay instantes en los que se me cierra la garganta y me zambullo en una tristeza tan ancha y profunda que siento que me ahogo. Afortunadamente, esto pasa cada vez menos y eso que llamo resignación se parece más a la aceptació

Te prefiero

Imagen
Te prefiero cómo ese recién llegado a mi vida que entró en escena a destiempo, cómo testigo prematuro de un llanto desbordado y honesto, como perpetrador de una lección que me resistía a tragar, como vehículo de epifanías ignoradas a propósito. Te prefiero, desde el día en que decidiste ser el único que hacía preguntas inteligentes en aquella mesa pseudoredonda, desde que te asomaste a mi mundo y me aseguraste que miles de anécdotas llevarían tu nombre y el mío, desde aquella especie de recital dominical con moraleja, desde que me mostraste tu faceta cuentacuentos antes de decirme que sería alguien importante en tu vida, cuando aún no me habías visto llorar. Te prefiero cómo a un héroe sin capa pero vestido en un tono de azul que me induce a llamarte alteza, a pesar de mi conducta precavida, de mis respuestas monosilábicas de tan llenas y contradictorias, a pesar de mis palabras que temen delatarme, en mi a veces necesitarte en demasía. Te prefiero en camiseta y jeans, por tu sonri

Sobre los recuerdos [I]

Imagen
 Hoy es un día cualquiera, pero este día cualquiera me trae la necesidad de darle el justo valor a esa inclinación que tengo a almacenar recuerdos. No se si se debe a la visita de alguien que me evoca un pasado hermoso y sentido, o a que terminé de leerme un libro, cosa que siempre me deja una especie de vacío existencial efímero hasta que lo lleno con otro, pero lo cierto es que un día gris trae consigo la memoria de otros días grises, amarillos o coloreados, y eso, para mi es un llamado para agitar la melancolía a mis anchas. Recordar, es esa acción que me permite reafirmarme como alguien que ha dejado de ser muchas veces para conservarme intacta en ese lugar profundo, en el que soy algo más que una metáfora. Recordar con frecuencia me hace sufrir, pero ni en esos momentos puedo renunciar a hacerlo porque recordar es una de las dos maneras que tengo de viajar en el tiempo, y es la única que tengo de hacerlo con la velocidad del pensamiento. Recordar me produce esa sensación casi má

Sobre el amigo anagrama

Imagen
    No todas las personas que llegaron a mi vida han llegado para cambiarla, pero tú sí que lo hiciste. Puede ser que estuviese preparada para dejar en mi pasado ingenuo la idea de amistades auténticas, o que me costara creer que siendo adultos se podían construir unas que tuviesen la misma cualidad que las iniciadas en la niñez, pero tú lograste que yo redescubriese esa sensación de fortuna que da confiar en otro ser humano, que no tiene alguna pretensión oculta. Es cierto que hay algo de aleatorio en nuestro encuentro, pero también es cierto que hay mucha intencionalidad en conocernos y entregarnos el uno al otro con cada historia híper gesticulada, con cada respuesta a una pregunta abierta, con cada pensamiento verbalizado por primera vez, ante alguien que hasta hace pocos meses era un cuadrito más en un mosaico que me traía algo de sosiego. Recuerdo ese primer día que nos vimos y en el que no teníamos ni idea de lo importante que nos volveríamos el uno para el otro, recuerdo que

Amor

Imagen
 Te debo tantas cosas que cuando me quedo pensando en ello, me abrumo y a veces me pasmo. Te debo, sobre todo, que te hayas manifestado de tantas formas a lo largo de mi vida, la mayoría de ellas tiernas y bellas. Me sentía amada desde antes de que pudiese verbalizarlo, porque quien me trajo al mundo lo hizo con los pronósticos en contra y a partir de ahí, todo fue amor, aun en los momentos en que eso era sinónimo de desesperación. Recuerdo perfectamente la vez más temprana que te sentí llegar de alguien distinto a mi familia, porque fue en combo. Llegaste de la mano de mi mejor amiga y su aceptación total del ser que fui y del primer chico que me amó verbalmente, ese que ya he contado tantas otras veces que me llenó de te quieros repetidos en cintas de papel que sirvieron de utilería para escenificar el drama adolescente que vivimos por no queremos de la misma forma. Es así como desde siempre has sido sinónimo de intensidad y de aliento, porque aun cuando me sentía un bodrio me se

Septiembre

Imagen
 Gregory, quien de adulto y en la distancia me sigue pareciendo el ser fabuloso que era cuando lo conocí siendo un joven voluntarioso, me preguntó hace un par de días “B, hay algo entre tú y septiembre?” y yo, revuelta y desprevenida, respondí con lo más racional que se me ocurrió. El cumpleaños, el aniversario, la actividad repetida en que nos encontrábamos por una semana cada año y la celebración de los días 23 que supongo me daba felicidad. Él dice que por algún motivo septiembre le recuerda a mí, y yo creo que es que en septiembre nos conocimos verdaderamente, tal vez antes nos habíamos visto, pero estoy segura de que ese compartir intenso y continuo nos convirtió en amigos y aun se siente fuerte, por estos días en que posiblemente al corazón le da por revivir con más fuerza sentimientos. Mucho ha pasado desde el último septiembre que nos vimos y se puede decir que hasta nos convertimos en personas diferentes. Tenemos historias que nunca compartiremos, habremos sufrido en la a