Te prefiero
Te prefiero cómo ese recién llegado a mi vida que entró en escena a destiempo, cómo testigo prematuro de un llanto desbordado y honesto, como perpetrador de una lección que me resistía a tragar, como vehículo de epifanías ignoradas a propósito.
Te prefiero, desde el día en que decidiste ser el único que
hacía preguntas inteligentes en aquella mesa pseudoredonda, desde que te asomaste a mi mundo y me aseguraste que miles de anécdotas llevarían tu nombre y el mío, desde aquella especie de recital dominical con moraleja, desde que me mostraste tu faceta cuentacuentos antes de decirme que sería alguien importante
en tu vida, cuando aún no me habías visto llorar.
Te prefiero cómo a un héroe sin capa pero vestido en un tono
de azul que me induce a llamarte alteza, a pesar de mi conducta precavida, de
mis respuestas monosilábicas de tan llenas y contradictorias, a pesar de mis palabras
que temen delatarme, en mi a veces necesitarte en demasía.
Te prefiero en camiseta y jeans, por tu sonrisa perfecta que
demoraste en revelarme con sus matices sarcásticos, por tu elevar mi piel a la
divina potencia, por tu tono de voz que no me derrite, pero me congela.
Te prefiero amante del arte personificado en canino, te prefiero un poquito ajeno y renombrado de desconocido en amigo.
Te prefiero, con tus preguntas para las que no tengo una
respuesta sensata que no te obligue a cuestionarme, con la distancia que me
impongo para no caer en una obsesión que me haga perseguirte como a una ilusión
devastadora.
Te prefiero porque aceptas un no por respuesta, pero eres lo
suficientemente astuto como para cambiar la pregunta para que los síes se multipliquen.
Te prefiero por esa voluntad voluminosa con la que me impulsaste a volar aunque mi amígdala me tenía prisionera, con la que me obligaste a despertar de una negación sinsentido pero paralizante.
Te prefiero continuo y conjugado en mi vida, con tu apariencia
de ser humano mágico y personaje fantástico, con tus historias que me hacen dudar
si estoy dormida o despierta, que me inducen una sonrisa que evoluciona en
carcajada, mientras tu intentas adormecido seguirme acompañando.
Te prefiero por tu manera de pronunciar mi nombre y por tu
manía de deformarlo para que te quepa en la boca, por esa forma de mirarme que
no significa nada y que se agradece.
Te prefiero con todo y tu insistencia para que te mire de
frente y te ataque con lo te suena cierto, con todo y tu certeza de que te miento cuando lo
que hago es evadirte para protegerme, con todo y mi temor a que te vayas porque
soy incapaz de pedirte que te quedes, porque ya lo pedí antes y eso no fue
suficiente.
Te prefiero de todas las formas que puedo permitirme
preferirte, porque es mi forma de decirte que me gustas, aunque ya lo sabes,
pero no lo admites. Te prefiero porque no tengo que aclarar que ese me gusta y esos "te prefiero" vienen con disclaimer, aunque me sienta tentada a declararlo. Te prefiero de vez en cuando entre mis opciones por el simple hecho de que tienes la capacidad de completarme con esa amistad rabiosa pero tenue.
Te prefiero invisible como te asumo cuando desapareces un
par días, te prefiero legible como te vuelves cuando haces el ejercicio consciente
de quererme con tu presencia que me había resignado a extrañar de por vida si
no volvías. Te prefiero absurdo y escandaloso.
Te prefiero, tanto, que me pediste una respuesta para "mañana" y te la doy "hoy" aunque no recuerde muy bien cual fue la pregunta y aunque eso signifique sacrificar un poco de sueño y alguna que otra fantasía.
Comentarios
Publicar un comentario