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Mostrando entradas de junio, 2025

Solo tú sabes

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Solo tú sabes inferir la geometría de las marcas en mi piel, mis manchas, mis lunares casi cráteres, mis pliegues, mis quemadas, mis vacunas indelebles, mis estrías intermitentes y mis arrugas incipientes. Solo tú sabes enumerar mis nueve símbolos preconcebidos, para los que cedí permiso a los artistas, que me hicieron creerme lienzo. Solo tú sabes la intención detrás de esos trazos, de esa historia mal contada, y aun sin terminar. Solo tú sabes que el primero está cerca del suelo y que tuvo forma de cuadrado antes de convertirse en arabesco y en raíz. Solo tú sabes que ahí están la génesis de mi vida con mi otra mitad, pintados de colores como si fuesen semillas de peonías. Solo tú sabes que esa primera marca llegó un día santo, para volverme diabólica a los ojos de quien vive en el prejuicio. Solo tú sabes el nombre del sólido platónico que encontró lugar detrás de mi hombro izquierdo y cuántos animales de tinta habitan en mi piel. Solo tú sabes cuál de e...

Tristeza post-visita (o el dolorcito azul)

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 Ayer tenía la firme intención de hacer yoga temprano en la mañana, pero la tristeza y el cansancio eran tan pesados que ni siquiera tuve la fuerza de inventarme excusas. Mi mente, que parecía haber dormido menos que mi cuerpo, se despertó alborotada y sensible. Tuve que hacer un esfuerzo somnoliento para que no se me notara y no tener que explicar algo a lo que ni yo sabía darle forma. Después entendí que posiblemente era el PMS, pero sé que la culpa estaba igualmente distribuida con eso que tendré que llamar tristeza post-visita. Hace unos días estuvo pisando mi mismo suelo mi mejor amiga del colegio, la que sigue teniendo ese título a pesar de que nuestras conversaciones se hayan reducido a unas cuatro o cinco al año. Ella, que sé que se siente culpable por no estar más presente, no sabe que su existencia es una de las que me hace seguir aferrada a mi mundo interior, aún hoy. Ese mundo que pocos conocen con tanta disposición a aceptarlo. Nos conocimos cuando teníamos como...

Quiero verte

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Quiero verte y se supone que esto es fácil de decir, pero no lo es. A veces el problema es el silencio, a veces el pudor, y a veces la distancia. A veces, con palabras soy incapaz de pedírtelo, porque tendría que responderte para qué. Quiero verte y que me devuelvas la mirada el tiempo suficiente para que decida esquivarte y dilatar las palabras sobre mis verdaderos deseos. Quiero que nuestros ojos se encuentren como deteniendo el tiempo, para aprender ese lenguaje que tarde o temprano terminaremos por construir juntos para aislarnos del mundo. Quiero verte como si te hubiese conocido en la infancia, y la vulnerabilidad nos saliera natural, como si no fuésemos un hombre y una mujer que deben temerse como se teme a lo que confunde al cuerpo y descontrola al inconsciente. Quiero verte a pesar de la muerte. A pesar de la ruptura de mi vida en dos, desde el momento en que te fuiste, sin ser consciente de que no hacer nada también es decidir. Quiero verte para reír de tus chistes ...