Sobre mi identidad

 A veces cuando me preguntan “¿De dónde eres?” siento que en realidad me están preguntando quién soy, porque obviamente mi gentilicio terminó por definirme de una manera que los que me conocen ahora perciben como ajena. Haber nacido en el trópico, crecido cerca del Mar Caribe y mirando juntos al Caroní y al Orinoco, y convertirme en adulta mirando al Ávila, edificaron a la persona que fui y que al cabo de un tiempo tuvo que tomar la decisión de emigrar, para convertirse en esta especie de alien que pocos reconocen. No es que todo eso me haya dotado de ritmo o de lo que puede considerarse como sabor venezolano, porque honestamente carezco de esas cosas, pero lo cierto es que, aunque una nacionalidad no te define, la geografía aleatoria donde vine a hacerme de una vida dejó profundos surcos en mi pensamiento y condicionaron mi manera de ver al mundo y representar mi papel en él.

La mayoría del tiempo bloqueo casi inconscientemente la sensación de nostalgia y la sustituyo con la ocupación de turno, me zambullo en el trabajo, en la rutina que tanto me ha costado construir, en las ideas que con un poco de suerte he logrado convertir en proyectos, pero a veces no puedo evadir esa sensación de duelo que arrastro y que se hace más fuerte cuando me siento sola. Es raro como la identidad se construye a partir de cosas que pueden dejar de existir, pero que uno almacena en algún lugar del que no se pueden borrar. Es como tener pasaporte de un país oasis que resultó ser un espejismo.

La decisión de emigrar alteró la genética de mis sentimientos para crear esta versión que me hace tan diferente y a la vez tan afín a aquellos que comparten conmigo las mismas raíces y me obligó a apegarme aún más a mi nombre de pila, que prácticamente es lo único que me queda. Mi identidad se escindió a partir del éxodo y eso supone una constante búsqueda de un lugar al que pertenecer, porque no soy de aquí pero tampoco soy de allá, porque ese allá no existe más. Por eso vivo sumergida en la contradicción entre gritar y callar y casi al borde del llanto reparo en que la única respuesta posible a la pregunta “¿De dónde eres?”, es que soy de mis recuerdos.


Esta imagen es de mi admirado M-lon y se llama "Wishes / Deseos". Su página web es www.m-lon.com.au

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