Venus

Ella tenía la costumbre de mirar al cielo y esto la hacía parecer anclada a un sólido pedestal que la prevenía de dar pequeños pasos que la sacaran de su ensueño. La gente solía pensar que era pretenciosa y altiva por andar siempre con la barbilla elevada, pero lo cierto es que internamente se sentía mínima y sola ante la vastedad que representaba ese universo que no podía explorar. A veces paseaba su mirada de una a otra de las ventanas arcadas que orbitaban su mundo y otras, trataba de descifrar si había algo que valiese la pena descubrir en el espacio aparentemente lleno entre ellas. En esa oscuridad iluminada se perdía por horas, en un estado meditabundo que la aislaba del mundo, pero en el que ocasionalmente se sentía acompañada. Pasaba tanto tiempo pensando en las estrellas, que parecía que vivía de ellas. Lo único que conocía mejor que esa oscuridad era su propia fragilidad, conocimiento que la hacía demasiado poderosa aun en la ausencia de extremidades que le permitieran as...